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¿Qué diferencias hay entre inseminación y fecundación in vitro?

inseminacion invitro

Buscar un embarazo y no conseguirlo puede llegar a ser un momento complicado en la vida de una pareja (o de una persona soltera). 

 

La ventaja de hoy en día es que si hay dificultades para concebir, existen muchísimas técnicas de reproducción asistida con un grado de éxito muy elevado. 

 

La realidad es que tenemos la sensación de que cada día es más común: conocemos casos a nuestro alrededor, hay muchos más mellizos que antes (fruto de inseminaciones artificiales y de fecundaciones in vitro), y la gente suele hablar de sus tratamientos de fertilidad de una forma (un poco) más abierta. 

 

Pero… aunque pueda parecerlo, las técnicas de ayuda a la fertilidad no son nada nuevo. Primero en animales y después en humanos, ya desde la antigüedad se intentaba, con las dificultades de cada época, ayudar a salvar trabas entre las parejas a la hora de concebir. 

 

Historia de la reproducción asistida

Un conocido y documentado caso de Inseminación Artificial, preludio de una guerra civil, tuvo lugar ya en la época de los Reyes católicos. 

Un médico judío introdujo el semen del rey Enrique IV de Castilla, llamado «El impotente» en el cuerpo de su esposa, la reina Juana de Portugal, a través de una cánula de oro.

 

La reina tuvo finalmente una hija, la princesa Juana, pero las dudas sobre la técnica se pusieron de manifiesto, ya que el monarca no tuvo más descendencia ni con otra esposa ni con amantes. 

 

Las malas lenguas decían que no era hija del rey, sino de uno de sus hombres de confianza: Beltrán de la Cueva, lo que hizo que la joven recibiera el sobrenombre de «la Beltraneja”. 

 

Además, por ese hecho, no fue reconocida como heredera de su padre por la mitad de la población.

 

Primeros casos de fecundación in vitro

La primera fecundación in vitro mundial fue en 1977, pero aunque hubo fecundación e implantación, el embrión no sobrevivió y a las pocas semanas se perdió. 

 

El primer niño nacido por fecundación in vitro fue un año después, en 1978, en Inglaterra, fue una niña, Louise Brown.

 

En España, el primer caso fue en 1984 en la sanidad privada, y en 1985 en la sanidad pública.

 

No fue hasta julio de 1987 que se dio el primer caso de nacimiento tras congelación y descongelación de embriones y, un año más tarde, en 1988, los primeros éxitos de la donación de ovocitos. En 2007 se consiguió el primer caso positivo en España tras vitrificación de ovocitos.

 

Para qué sirve la reproducción asistida

Hoy en día, las técnicas de reproducción asistida permiten salvar obstáculos físicos y fisiológicos a muchas parejas a lo largo del mundo, tanto a nivel masculino como femenino. 

Reproducción asistida para problemas en el hombre

La reproducción asistida ayuda a hombres que tienen problemas con la calidad y cantidad del esperma, eyaculación retrógrada o problemas de erección, entre otros. 

Reproducción asistida para problemas en la mujer

En el caso de la mujer, las distintas técnicas de reproducción asistida pueden ayudar en alteraciones en la ovulación, problemas de permeabilidad de las trompas de Falopio, casos de endometriosis o vaginismo. 

 

Reproducción asistida para problemas en hombre y mujer

Además, los distintos tipos de reproducción asistida permiten solucionar problemas que pueden darse tanto en hombres como en mujeres: los problemas inmunológicos o hereditarios.. 

 

 ¿Cuáles son las diferencias técnicas entre Inseminación Articial y FIV?

Ambas técnicas son utilizadas para aumentar las posibilidades de embarazo de las mujeres. 

Y, aunque existen matices y variantes, estas dos técnicas siguen siendo las dos principales herramientas dentro de los programas de ayuda a la fertilidad o reproducción asistida. 

Pero veamos las diferencias que existen entre ambas técnicas. 

 

Lugar de fecundación

La diferencia principal entre inseminación artificial y fecundación in vitro es el lugar donde se produce la fecundación es sí, es decir, el lugar donde se da la unión entre el óvulo de la mujer y el esperma del hombre. 

 

En el caso de la inseminación artificial (INS), este proceso se da dentro de la mujer. Por un lado, se acorta artificialmente el recorrido que han de hacer los espermatozoides para llegar hasta el óvulo y, por otro, se supervisa el momento óptimo para que este encuentro se dé dentro de la mujer. 

 

En el caso de la fecundación in vitro (FIV), el encuentro entre el óvulo y el esperma se da fuera del cuerpo de la mujer, en una probeta de ensayo. El proceso está más controlado. En cuanto la fecundación se ha producido, el óvulo o los óvulos fecundados son introducidos en el cuerpo de la mujer para que se dé la implantación. 

 

Grado de intervencionismo

El proceso de la inseminación artificial es menos dirigido y algo más natural (aunque intervienen procesos de hormonación) y el de fecundación in vitro es más controlado. 

 

Opciones de ovodonación y espermodonación

La fecundación in vitro, por su parte, ofrece más opciones de ayuda a la fertilidad en el sentido de que tanto el óvulo como el esperma podrían ser de un donante, en caso necesario.

En la inseminación artificial, solo el esperma podría ser de un donante. La mujer tiene que contar con una buena reserva ovárica de base.

 

Estimulación ovárica de la mujer

Por otro lado, aunque en ambos procesos se provoca una estimulación hormonal en la mujer, en la Inseminación Artificial esta estimulación es muy leve. 

 

Hoy en día, no tendría sentido estimular demasiado a la mujer y que pudiera quedarse embarazada de forma natural de un embarazo múltiple, con los riesgos que conlleva. 

 

En la fecundación in vitro, en cambio, la estimulación es más fuerte voluntariamente. El objetivo es que la mujer genere más óvulos de lo normal, que estos puedan ser extraídos, fecundados en el laboratorio y se puedan transferir los embriones deseados a la mujer. El resto de embriones fecundados podrán congelarse para futuras ocasiones. 

Existe también la posibilidad de realizar lo que se conoce como Mini FIV: una fecundación in vitro con menor carga hormonal, menor estimulación y menor número de folículos finales disponibles para fecundar.

 

Intervención quirúrgica necesaria

En el caso de la fecundación in vitro es necesaria una pequeña intervención quirúrgica en la mujer a la hora de extraerle sus propios ovocitos, mientras que en la inseminación artificial este paso no existe. 

 

Alternativas extras FIV

Por último, la FIV permite, además, dos modalidades que ayudan a salvar algunas circunstancias particulares. 

 

De cara a la fecundación, en la misma probeta se pueden colocar el óvulo y el esperma cerca uno de los otros de manera que se espera que entre ellos, de forma natural, se encuentren. Esta técnica tiene sus defensores y sus detractores. 

 

Por un lado se cree que de esta forma el mejor espermatozoide es el que consigue llegar. Por otro lado, hay más riesgo de que pudiera no llegar a realizarse la fecundación. 

 

La otra técnica, opuesta, fuerza la fecundación realizando un pinchazo en la membrana del óvulo  e introduciendo directamente así el esperma. Esta técnica, conocida como microinyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) no siempre es necesaria, pero hay parejas a las que esta técnica les permite conseguir por fin el embarazo. 

 

Precio final del tratamiento

Finalmente, otra diferencia importante es el precio del tratamiento. Al ser más compleja y controlada, la fecundación in vitro vale más dinero que la inseminación artificial. 

 

Hemos visto que hay numerosas diferencias entre la fecundación in vitro y la inseminación artificial, aunque ambas tienen como objetivo conseguir el embarazo en los casos en los que no se llega al positivo de manera natural. 

 

En el siguiente post os cuento a quién va dirigida cada técnica y cómo elegirla según la situación, así como las tasas de éxito.

 

 

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